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MARIO AGUIRRE PEREIRA

 

 

En 15 años de actividad teatral, en este tiempo  he encontrado y aprendido que  el del teatro es un camino sagrado y que en una respiración se puede contener el universo, lo que reafirma lo efímero de su esencia.

 

He comprendido que el trabajo del actor es el de ser un profeta guardián del fuego sagrado para la humanidad y que cada gesto, cada sonido o simplemente la presencia de un actor en escena debe estar en diálogo permanente con el ser profundo tanto propio como de cada persona del público.

 

He encontrado y aprendido que para ello es necesario además del fuego interior la presencia de técnicas solidas que permitan que éste fuego se proyecte límpidamente, sin interferencias hacia quien se dirige.

 

He encontrado y aprendido que el aprendizaje teatral no tiene fin y que solamente la actitud permanente de servicio y respeto al teatro como motor de las acciones nos conduce por la senda de la búsqueda de la verdad tanto escénica como en la vida y nos aparta de la autosatisfacción escénica que no solo daña, sino que desacraliza nuestro arte.

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